Una palabra inusual de vacaciones

Una palabra inusual de vacaciones

¿Cuál cree que es la seña de identidad por excelencia de estas fiestas?

Para algunos, pueden ser las luces o los regalos o pasar tiempo con la familia. Esperamos buenas comidas, buenos momentos, y hacer nuevos recuerdos con los que amamos.

En la historia de la Navidad hay una palabra que puede ser la más importante de todas: esperar.

En nuestra prisa, el mundo acelerado "esperando" podría parecer una palabra extraña para pensar en esta época del año. Si algo las vacaciones nos hace "prisa"-Date prisa y llegar al centro comercial, envolver los regalos, hacer la comida, limpiar la casa, decorar, la lista sigue y sigue, con aparentemente nunca el tiempo suficiente para hacer todo.

Precisamente por eso, "esperar" podría ser la palabra más importante para esta época del año.

Toda la historia de la Navidad es acerca de un pueblo que había estado esperando. Durante cientos de años un Mesías había sido predicho, y sin embargo año tras año la promesa permaneció incumplida, hasta... nació un bebé, un bebé que muchos habían estado esperando.

Una de las partes más fascinantes de este relato del nacimiento de Jesús es el tejido de dos individuos únicos de Simeón y de Ana, que son una breve mención en la historia que se está desplegando en la vida de Jesús.

Pero estos dos, Simeón y Ana, entendieron una cosa sencilla: esperar.

El relato del Nuevo Testamento los describe a ambos como muy avanzados en años, y ambos fueron muy fieles a Dios. Simeón fue descrito como "justo y devoto", lo que significa que mantuvo la ley judía y honró a Dios en todo lo que hizo. Ana vivió en el templo, orando constantemente. Ella le había dado años más tarde de vida en el servicio a tiempo completo a Dios.

No se dice mucho más acerca de Simeón, sino que "él estaba esperando el consuelo de Israel, y el Espíritu Santo estaba sobre él." Y entonces Simeón pasó – algunos toda la vida – esperando.

La historia continúa y esos años de paciente creen que se cumplen en un momento en que ven lo que han estado esperando, se regocijan de que sus oraciones y espera han sido contestadas, y luego, así, se desvanecen de la escena.

Esperar es duro, no es glamuroso, pero es hermoso porque nos hace ir más despacio y poner nuestra confianza en Dios. Nuestra espera puede ser un reconocimiento de que dependemos de Dios, de su poder para hacer lo que sólo Él puede hacer. Una postura de espera producirá humildad en nosotros, y sabemos que es en la humildad donde se encuentra la verdadera fuerza.

En medio del ajetreo y el bullicio de esta temporada, tomemos tiempo para reconocer que nuestra propia sabiduría y fortaleza es insuficiente para traer luz, esperanza y cambio en nuestro mundo. Esa es la historia que celebramos. Necesitamos a Dios, incluso si eso significa esperar su tiempo para que las cosas sucedan.

Simeón y Ana encontraron el cumplimiento no en una vida de logro exterior, sino en gastar su vida en la espera de que el Dios de Israel traiga su promesa de pasar. Que sea una generación como la que ve la promesa de Dios y encuentra la belleza en la espera.

Feliz Navidad y próspero Año Nuevo

Esperando
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